Los equipos convencionales de diatermia requieren de dos elementos, un emisor y un receptor, para que la energía vaya de uno a otro pasando por el cuerpo del paciente que actúa como cierre del circuito. Sin embargo, no es la única manera de emitir energía.
Los sistemas monopolares reales (no confundir con tener ambos polos en un solo aplicador) funcionan como una antena, emitiendo al vacío, y trasmitiendo por tanto de manera focalizada en la zona donde se aplica.
Cuanto más nos distanciemos del lugar de aplicación, menos efecto se produce, permitiendo así la focalización del tratamiento y evitando que se produzcan tránsitos de energía por tejidos que no queremos tratar. (Ejemplo: vísceras al tratar musculatura lumbar colocando placa de retorno en abdomen).